Baños de burbujas: los agentes inmobiliarios

felpudo con la frase dulce hogar

Aún no nos hemos sobrepuesto a los devastadores resultados de la crisis de 2008, cuyo componente principal quedó demostrado ser en España, y en otros países, el incremento descontrolado del precio del suelo y toda una economía especulativa que se basó en él, y ya los expertos auguran la inminente formación de una nueva burbuja que lleva camino de explotar, como lo hicieron sus antecesoras. Con independencia de los altibajos a que está sujeto el mercado inmobiliario, lo cierto es que el suelo es aún el componente principal en multitud de empresas del tejido empresarial español, y un sector que nunca dejará de representar ocasiones de negocio a quienes sepan comprenderlo y ajustar su estrategia a los continuos cambios.

Con todo y con eso, lo cierto es que el sector inmobiliario vuelve a estar en alza. Después de la depuración de los balances de la banca, la puesta en mercado de parte del fondo inmobiliario que la SAREB atesoraba y la irrupción de los así llamados fondos buitres en el escenario del mercado, lo cierto es que los inmuebles no paran de subir de precio en los últimos trimestres, marcando una tendencia ascendente que hace presumir riesgos de burbuja.

En un entorno tan monopolizado por la banca y sus acólitos (no olvidemos que la inmensa mayoría de compras de inmuebles llevan aparejada una hipoteca, lo cual convierte al banco en dueño real en la práctica de la propiedad hipotecada), hay que tener un conocimiento profundo de la economía en general, y de las maniobras dentro del sector en particular, para poder llevar una agencia inmobiliaria con éxito.

Es fácil comprender que la estrategia no puede ser la misma en un entorno de abundancia como antes de la crisis que en uno de escasez como ahora, ni tampoco se puede obviar la revolución digital que afronta el sector en el que el agente inmobiliario tradicional ha quedado literalmente obsoleto.

Hay que tener en cuenta, en un análisis del sector, la incidencia de la irrupción de grandes franquicias inmobiliarias que invaden las calles con redes de agentes que, a modo de espías, no dejan un palmo de terreno sin cubrir a la búsqueda de un inmueble en venta.

Curso de agentes inmobiliarios

Solo con una aproximación integral al asunto podemos diferenciarnos de nuestra competencia y triunfar en un sector que parece saturado pero que, por el contrario, está ávido de novedades.

Para mayor abundamiento en la necesidad de profesionalizar la profesión de agente de la propiedad inmobiliaria, se han creado titulaciones homologadas como API (agente de la propiedad inmobiliaria), y las comunidades autónomas comienzan a exigir inscripción en el Registro de agentes de la propiedad, con un mínimo de horas de estudio, 200 en el caso de Cataluña y Madrid, que regularon la cuestión en 2010 y 2018 respectivamente por medio de decreto autonómico.

Las áreas que confluyen en la formación de un buen agente son tanto la económico-financiera como la legal y fiscal, así como la puramente empresarial para guiar los pasos de la actividad a buen puerto.

Para cubrir esta necesidad latente del alumnado, el CEF.- ha creado su Curso Monográfico para Agentes Inmobiliarios, que habilita con las 200 horas de formación para la inscripción en sendos registros autonómicos de agentes inmobiliarios.

Ricardo Seoane Rayo
Abogado, asesor de compliance, estrategia e innovación